enero 23, 2010

¿Correr con la espalda?


No puedo negar que me gustan casi todos los deportes y que no los practico porque simplemente no hay tiempo para tanto. Me he quedado con el maratón porque es compatible con muchas cosas. Jugar 18 hoyos toma su tiempo y rodar 100 kilómetros en bicicleta ni hablar. El béisbol ni se sabe cuanto dura. Pero correr un largo lo puedes hacer en poco más de dos horas y, si empiezas bien temprano, aún llegas a tiempo para desayunar en casa con tu familia.


Como corredor, sin embargo, he tratado de mantenerme cerca de otros deportes que me gustan como el béisbol, el golf y el ciclismo. Ya no los tomo con la seriedad que se merecen sino como una distracción que generalmente abordo cuando termino algún compromiso "maratoniano" importante. Paradójicamente, estos deportes que de lejos lucen menos "corrosivos" que las carreras de largo aliento me han generado tres de las últimas cinco lesiones.

En béisbol piso mal una base de primera para segunda, en el golf me lesiono el famoso "manguito rotador" y ahora, retomando la bicicleta, no aguanto el dolor en mi espalda. En la mayoría de los casos los problemas vinieron cuando en estos deportes asumo que puedo exigirme al mismo nivel que lo hago en el maratón, deporte al que le dedico más de 3.000 kilómetros al año, unas cuantas horas de gimnasio y cuánto "perolito" y liguita venden para ejercitarse. Quizás sea la hora de que en estas disciplinas practique lo que profeso: "ir de menos a más sin apresuramientos".

Por ahora, a recuperarme para seguir rodando la bicicleta que le he tomado el gusto y seguir corriendo con un dolor en la espalda.


No hay comentarios.: