Esta semana no entrené un solo minuto, debido a compromisos de trabajo y problemas de salud mi familia. Debo confesar que al tercer día, cuando aun pensaba que estaba a tiempo de salvar mi “Schedule”, sentí cierto stress. Al final de la semana, simplemente acepté que no era posible entrenar y que si lo intentaba, los beneficios serían rebasados fácilmente por los costos, dejándome en peor situación. No obstante, sé que esta semana fue por suerte una situación especial y pronto podré correr de nuevo. Mañana cuando me coloque mis zapatos de correr nuevamente sentiré una sensación inigualable de poder hacer mi entrenamiento. Estoy seguro de disfrutaré cada paso que dé, pensando que debo estar agradecido por poder hacerlo y que aunque parezca algo muy sencillo, muchos no lo pueden realizar.
Ahora que comienza el año, todos estamos pensando en nuestras metas. Ya en una entrada pasada escribimos sobre esas metas, pero en esta oportunidad quisiera simplemente comentar que el solo hecho de correr para muchos de nosotros ya es un gran logro, aun cuando en la cotidianidad del día a día lo olvidemos.
Salgamos pues todos a entrenar este y cada uno de los días, sintiendo el ambiente, disfrutando el momento y dando gracias a Dios por poder hacerlo.
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