"¡3:32´ el mejor tiempo de mi vida!"
Así empezó la evaluación de capacidades físicas de Carlos posterior al maratón de New York. Y es que tiene de qué sorprenderse, pues a 6 semanas en vísperas del maratón no pudo seguir con sus entrenamientos de carrera, ni con los de capacidades físicas por una fascitis plantar, ¡en ambos pies!
¿Que pasó? El ingeniero que lleva por dentro lo traicionó, se puso a hacer importantes modificaciones en el entrenamiento de velocidad y se llegó a eso… los amigos cercanos que lo vieron correr en La Lagunita notaron que no podía terminar los kilómetros fijados, y él mismo, que no podía caminar.
¿Con qué contaba? Carlos había empezado cerca de 2 meses antes el programa de entrenamiento para hacer un triatlón en Cancún, realizado esto y al decidir ir a New York se ajusta el entrenamiento, pero ya había ganado una gran cantidad de fuerza muscular, sobre todo en los glúteos e isquiotibiales (comúnmente conocidos como femorales) , esto, además de la fisioterapia, ondas de choque, el entrenamiento de fuerza y resistencia que recibió con la fascitis ya instaurada, aderezado con su propia determinación, fue lo que rompió la duda entre llegar o no.
¿Y que tiene que ver los glúteos y los isquiotibiales con la fascitis plantar? Mucho.
Cuando se corre, un pie se dirige hacia adelante, y el otro, que queda atrás, posteriormente impulsará la pierna también hacia adelante, dicho impulso es dado por el músculo tríceps sural (para más referencias, el que está en la “batata”). El tríceps sural se inserta o “llega” al calcáneo (talón) y allí es donde inicia la fascia plantar, hasta cubrir toda la planta del pie. Si la fascia está inflamada, el músculo tríceps sural no se puede contraer potentemente, reduciendo así la fuerza para impulso de la pierna, esto es compensado por otros músculos, como son los isquiotibiales y el glúteo mayor. Si estos no están fuertes la compensación no es efectiva, y se podría abandonar la carrera.
"Si no entreno mi fuerza no hubiera podido terminar", dijo Carlos. Cierto, pero es más importante primero escuchar al cuerpo para prevenir todas las lesiones, porque siempre se preceden de señales de alarma que pasan inadvertidas. Segundo, sincerar el entrenamiento de velocidad acorde con la fuerza y resistencia de los músculos glúteos, isquiotibiales y tríceps sural, que en conjunto, evitarán que aparezca la temida fascitis. Tercero, disfrutar más el entrenamiento, ya que a veces vienen las frustraciones pensando que no se logrará la meta. Y ahí la tienes Carlos!
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